Dicen que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita. Bien, desde esta perspectiva, se podría incluso decir que en estos momentos soy rica, cada vez más rica. Esto se debe a que he ido llenando mis necesidades básicas poco a poco. Como diría mi profesora de alemán, nach und nach.
Efectivamente, soy rica. Conseguí tener mi teléfono móvil funcionando al 100% con número alemán e incluso con Internet a la primera semana, mi habitación nunca más parecerá una caja blanca de hospital, pude abrir una cuenta en un banco alemán a las dos semanas, ya me he familiarizado con el funcionamiento de las lavadoras y sus varios programas (tanto, que hemos descubierto que hay una lavadora que es gratis. No revelaré el número, es información privilegiada y de alto secreto), oficialmente he llegado a la categoría de una heidelberger, me he recorrido una parte de Alemania, las clases de la universidad van genial, estoy llegando a un nivel alto de comprensión del cristinanismo gracias al RAC (Mogan, Katia; 2013), ya me he hecho con los regalos navideños para mi familia y amigos...
Todo esto y más se ha reducido a un tiempo récord de cuatro meses, unos meses en su mayoría muy ajetreados y emocionantes. El haberme dado cuenta de lo rápido en que todo lo que pasa alrededor transcurre me ha hecho recapacitar. Y por fin, como diría mi profesora de alemán, endlich, me he acordado de que tengo un blog, después de una semana sin escribir.
Esta semana ha supuesto una cuenta atrás. Mañana vuelvo a casa por Navidad, como el Suchard (me he permitido esta comparación por estar catalogada como "aceptable" dentro de mi escala de comentarios y observaciones frikis).
Con la maleta medio hecha, solo quedaba despedirme de la gente que me ha acompañado estos meses. Así que no han faltado unas cuantas cenas de despedida (también una excursión a Tübingen con la excusa de la feria de chocolate más grande de Alemania, pero esto lo tengo reservado para otra entrada independiente). O, mejor dicho, cenas de "nos vemos en un triki".
También hubo una spanisch-brasilianisches Abendessen.
Han sido muchas emociones en algo más de tres meses. Tantas vivencias, risas, lloreras, tonteras comprimidas en recuerdos. Tantas excursiones y escapadas, a veces alocadas, como el viaje a Polonia. Tantos amigos.
Frohes Fest und ein gutes neues Jahr! Os deseo a todos una feliz Navidad, aprovechad estas dos semanas con los vuestros para luego volver con las pilas cargadas, ya que a muchos nos quedarán unos siete meses por delante y unos dos meses de vacaciones que vendrán cargados de más excursiones y escapadas. Más vivencias, risas, lloreras, tonteras.
Y la última cena de ayer, con ensalada de piña de Canarias, tortilla de patatas y croquetas de la abuela.
Y viva Heidelberg, que nos deja un panorama así dos días antes de marcharnos. Ich hab' mein Herz in Heidelberg verloren.
Auf Wiederschreiben!
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